Quiero ser médica y por eso fue muy interesante aprender sobre el sistema de salud chileno dentro de mis conversaciones con la gente que vive acá. Chile es un país centralizado y tiene una excelente asistencia médica en Santiago. Entonces la centralización ha resultado en déficits en las otras ciudades y regiones; por ejemplo, alguien me ha dicho un cuento sobre su familiar que necesitaba salir de La Serena e ir a Santiago para una cirugía de buena calidad para la pierna. Sin embargo los chilenos me parecen satisfechos con las políticas del gobierno que apoyan su salud, como la ley de postnatal de seis meses.
El poder y la eficacia del Ministerio de Salud es evidente en su respuesta contínua a la pandemia de COVID-19. Las mascarillas siguen siendo obligatorias dentro y muchos santiaguinos las llevan afuera también. Las pruebas están proveídas por el gobierno y seguidas; si se viola la cuarentena se le puede multar y detener. El éxito más grande de Chile con respecto a la pandemia quizás sea la campaña de vacunación. Fue el primer país en Sudamérica que obtuvo las vacunas para los ciudadanos; mucha gente de otros países cercanos, especialmente de Argentina, vinieron a Chile para vacunarse. Además el Pase de Movilidad está requerido para la mayoría de las actividades dentro como comer, ir a museos, etc. El Pase de Movilidad es una herramienta online del gobierno, conectado a su pasaporte o RUT, que se usan para verificar si está vacunado. Ahora, para tener un pase habilitado, se necesita recibir la primera serie de vacunación (2 vacunas) y una dosis adicional en los últimos 6 meses. Para la mayoría de los chilenos ahora se necesita la 4a dosis de la vacuna para tener un pase habilitado. Aunque hay frustración y reluctancia a causa de este sistema tan regulada, la mayoría de los individuos cumplen y las personas con que hablé están agradecidas por la manera en que el gobierno ha reaccionado a la pandemia.